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miércoles, 8 de febrero de 2012

Spinetta tras la visita a Cerati

Está información es importante para saber como pensaba Spinetta sobre la vida...
Cuando fué a visitar a Cerati que yace por un Accidente Cerebro Vascular, salió cambiado.. aqui la nota:


Spinetta: "No soy el mismo tras visitar en la clínica a Gustavo Cerati"
El Flaco, en una entrevista con el diario La Tercera de Chile, contó su experiencia luego de ver al músico y cómo incidió en la relación con su madre.
11.06.2011
"Yo venía de la muerte de mi viejo, que me tocó muy duro, y ahora tengo a mi viejita bastante viejita, pero lúcida y muy genia. Y como el sanatorio donde estaba Gustavo está muy cerca de donde vive mi madre, me fui a cuidarla inmediatamente. Eso fue lo que sentí. Una necesidad de abrigo y cuidado. No soy el mismo tras visitar a ese gigante dormido", con esas palabras Luis Alberto Spinetta se refirió a las sensaciones que lo recorrieron luego de ver a Gustavo Cerati, quien se encuentra en la recuperación luego del Accidente Cerebro Vascular sufrido el año pasado.

En una entrevista con el diario chileno La Tercera, el músico argentino explicó que “ya no es el mismo” luego de esa visita tan significativa, al tiempo que apuntó que le dejó como regalo, la misma guitarra que le dio a Dante (su hijo) cuando cumplió 15 años.

Ante la pregunta acerca de qué cambio tras la visita, la respuesta del ex líder de Almendra y Pescado Rabioso (entre otras bandas) afirmó: “Todo: darme cuenta que no tienen valor las cosas a las que uno les da importancia. Es un respeto diferente por las horas que uno vive. Al ver a este genio dormido, uno realmente no tiene derecho a estar ni de mal humor si está bien de salud. Uno debe estar dispuesto a una entrega constante, por eso me pareció tan importante correr al regazo de mi madre y poderme refugiar en ella”.

Pero no solo se refirió a Cerati, Spinetta, sino que también hizo mención a otro ícono de la música nacional: Charly García. “Charly está en una etapa muy buena, de reconstitución de las ideas. Ahora podemos conversar y tocar. Es un Charly mucho más lindo que el Charly absolutamente intratable de ciertas épocas. Siempre el mismo genio, pero ahora más incorporado al abrazo, a lo cotidiano y a la charla. Es un milagro muy lindo lo que ha sucedido con su vida", explicó, optimista, el Flaco.

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Cómo pasa el tiempo...

sábado, 28 de enero de 2012

sábado, 14 de enero de 2012

Historia del Rock Argentino Parte III

Capítulo V, Parte 1:


Parte 2:
Sui Generis:


Parte 3:
Pescado Rabioso:


Capítulo VI, Parte 1:


Parte 2:


Parte 3:

Historia del Rock Argentino II Parte

Capítulo III, Parte 1

Festival pinap 1969, "Almendra":



Parte 2:


Parte 3:


Capítulo IV, Parte 1:


Parte 2:


Parte 3:

Historia del Rock Argentino Parte I

A continuación publicaremos por partes los vídeos que fueron colgados en el youtube por el amigo "soygriego", en ellos podemos ver como fué evolucionando el rock de Argentina, y la visita a muchos lugares históricos de la época, así como veremos a muchas bandas legendarias como Almendra, Vox Dei, Pescado Rabioso, etc...


Capítulo I, Primera parte:


Segunda parte:


Tercera Parte:


Capítulo II, Primera parte:

Los gatos salvajes, Los Gatos,habla Pipo Lernoud..."Tanguito":


Segunda parte:
Tema "La Balsa", Los Abuelos de la Nada, "Ayer nomás", Moris


Tercera parte:

miércoles, 11 de mayo de 2011

Paul McCartney en Lima

Lo que nos dejó el Concierto del ex Beatle Paul McCartney, es una sensación de que aunque un poco tardíamente, se concretó el anhelo de todo Beatlemaníaco, que un ex Beatle pise suelo peruano y haya tocado temas inigualables como el "The long and winding road", "Something", o "Band on the run", canciones de toda la vida...

Creo que esta visita marcará un hito, en lo que se refiere a presentaciones de grandes músicos extranjeros...

Si estuviera vivo John Lennon se hubiera presentado en Lima??...

Bueno.... les dejo el setlist del 9 de mayo de 2011.

Concierto
1. Hello, Goodbye
2. Jet
3. All My Loving
4. Letting Go
5. Drive My Car
6. Sing The Changes
7. Let Me Roll It
8. The Long and Winding Road
9. Nineteen Hundred And Eighty Five
10.Let ‘Em In
11.I’ve Just Seen a Face
12.And I Love Her
13.Blackbird
14.Here Today
15.Dance Tonight
16.Mrs Vandebilt
17.Eleanor Rigby
18.Something
19.Band on the Run
20.Ob-La-Di, Ob-La-Da
21.Back in the U.S.S.R.
22.I’ve Got a Feeling
23.Paperback Writer
24.A Day In The Life / Give Peace A Chance
25.Let It Be
26.Live and Let Die
27.Hey Jude
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28.Day Tripper
29.Lady Madonna
30.Get Back
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31.Yesterday
32.Helter Skelter
33.Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band / The End

UNDERPERUROCK

martes, 10 de mayo de 2011

Paul McCartney - El Concierto



En el Estadio Monumental de Lima...

Las luces apuntaron al escenario a las 9:34 P.M. para entregarle su brillo a la estrella de la noche: Sir Paul McCartney.

El cantante británico no pudo salir a las 9 en punto como estaba planeado y cumplir con la famosa ‘hora inglesa’, pues el ministro del Ambiente, Antonio Brack, y la Orden de la Quina lo retuvieron en el camerino.




Sin mediar palabras, Paul McCartney abrió la velada con "Hello goodbye" acompañado por el bajo Hofner que él mismo convirtió en un artículo de colección desde su época con The Beatles. "Jet" disparó aún más la euforia colectiva que se vivía en el estadio.
“Hola Perú, por fin estoy aquí” fue lo primero que dijo ante las más de 40 mil personas que veían como se materializaba un sueño. Cientos de pancartas con el rostro de Paul se elevaron, lo que fue agradecido por ‘Macca’ con un aplauso y la frase en español “¿cómo están peruanos? Estoy muy contento de estar aquí”.

El músico británico mezcló magistralmente temas de su época de The Beatles, The Wings y de solista, de tal forma que nada quedó fuera. "All my loving", "Letting go", "Drive my car" y "Highway" precedieron a una de las postales de la noche. Paul, que hasta ese momento vestía un saco celeste, camisa y pantalones negros con tirantes, se quitó el abrigo y exclamó “viva el Perú, carajo!!”... y la euforia alcanzó niveles incontrolables.


El autor de la canción más famosa de la historia –según la revista Rolling Stone– demostró su gran versatilidad en los instrumentos. Pasó del bajo a la guitarra eléctrica para el mash up de "Let it roll it" y "Foxy lady", y luego al piano para temas como "The long and the winding road" o "Nineteen hundred". Hasta tomó la mandolina para "Dance tonight".


Cada una de las más de treinta canciones del setlist fue un capítulo particular, pero sin duda los picos del idilio entre el exbeatle y el público peruano se vivieron durante "Blackbird", acompañado solo por guitarra acústica, "Here today", dedicada a John Lennon, "Something", la cual anunció "en memoria de mi amigo George", "Paperback writer", que provocó un ‘olé, olé, olé olé, Paul, Paul’ acompasado de la guitarra del mismo McCartney, y "Live and let die" que literalmente iluminó el cielo con fuegos artificiales.


Punto y aparte para "Yesterday" –hito musical al que hicimos referencia antes– y "Hey Jude". Ambos fueron cantados al unísono por todo el estadio y fueron acompañados por luz de celulares, en el primer caso, y por globos rojos y blancos, en el segundo.

Inolvidable Paul McCartney corriendo con un asta con la bandera peruana por toda la tarima y los fanáticos, quienes recordaron que estamos en campaña electoral, gritando “Paul presidente”. Ya lo dijimos, cada tema fue un capítulo particular, y cada uno valora cada recuerdo del concierto desde el soundtrack de su propia vida. Las páginas y palabras no alcanzan para contar esta historia.

“Este es el momento de decir adiós”, dijo el músico de 68 años, quien cerró la velada con "Sgt. Pepper’s lonely hearts" y "The end". Fue un sueño de dos horas y treinta y tres minutos casi ininterrumpidas, donde Paul McCartney demostró que el tiempo no ha menguado ni su voz ni su talento ni sus ganas de bailar y que dejó un “continuará” en el tintero.

12:07 A.M. “Adiós Perú, los veo la próxima vez” se dirigió al Monumental por última vez y se perdió a toda velocidad entre la lluvia de papel que dio color al final de la noche.




Fuente: Rpp.
Fotos: Reuters, EFE.

UNDERPERUROCK

lunes, 6 de diciembre de 2010

Antitodo de Eskorbuto - La historia

Con el título "La historia de ‘Anti todo’, de Eskorbuto, el gran disco de culto del punk" la revista Rolling Stone publica un escrito de Ivar Muñoz-Rojas.

Eskorbuto, de izquierda a derecha: Jualma, Iosu y Paco. (Foto: Xavier Mercadé)


Fue grabado y mezclado en 36 horas, arremete contra su banda rival La Polla Records y elevó a la banda al estatus de culto. Su único superviviente cuenta cómo arrancó todo en un Simca 1200.

Anti todo, de Eskorbuto, estuvo a punto de desaparecer para siempre. O al menos con su sonido original: la copia matriz, el master de grabación, desde la que se fabrican los ejemplares estuvo desaparecida durante años. El disco se grabó con escaso presupuesto, deprisa y corriendo, su acogida superó cualquier expectativa, pero la lucha por sus derechos acabó en los tribunales. Y la obsesión con la muerte que recorre sus 29 minutos y 52 segundos acabó siendo una realidad: las dos cabezas creadoras del trío, Iosu (voz y guitarra) y Jualma (voz y bajo), murieron, por su adicción a la heroína, con sólo unos meses de diferencia a los pocos años de salir el disco.
La historia de Anti todo (1986) está llena de malos presagios, contratiempos e imprevistos. Y de canciones inmortales. Parafraseando la canción que lo abre, es una historia triste lo que hay detrás del que para muchos es el mejor disco de punk hecho en España. 25 años después de su gestación se reedita Anti todo, de la mano del sello barcelonés B Core.

“Eskorbuto teníamos la suerte de no vivir de la música y así podíamos decir lo que nos salía de los huevos”. Con esta contundencia presenta a su ex grupo Paco Galán (54, Cáceres), batería de la banda de Bilbao y el único que puede contar este relato en primera persona. Los 80 acababan de nacer cuando este ajustador de metales se juntó para tocar con Iosu (Jesús María Expósito; Bilbao, 1960 – Bilbao, 1992) y Jualma (Juan Manuel Suárez; Bilbao, 1962 – Bilbao, 1992): dos adolescentes punks y parados que amaban tanto a los Who y a los Sex Pistols como odiaban La Margen Izquierda de su ciudad, como se llama a la parte obrera y más castigada de la urbe en la que se habían criado. “Siempre fui la bisagra entre ellos”, cuenta el superviviente. Una tarea poco sencilla, tratándose de una banda que tocó su primer himno Mucha policía poca diversión en una cárcel, en Basauri (y con el padre de Iosu entre el público, por cierto), que se desmarcó del llamado Rock Radical Vasco (el hervidero creativo, político y mediático que lanzó a Barricada, Kortatu o Hertzainak) con su canción A la mierda el País Vasco o que robó una guitarra a sus coetáneos y rivales La Polla Records. Pero a eso llegaremos más adelante.

En diciembre de 1985, Iosu, Jualma y Paco se suben al viejo Simca 1200 de este último para recorrer los 90 kilómetros que separan Bilbao de San Sebastián, para grabar su segundo álbum y la continuación del exitoso debut en largo que fue Eskizofrenia (1985). Iban con los deberes bien aprendidos: durante un año habían rodado las canciones en el caserío de Paco, en Portugalete, donde ensayaban, y también en una decena de conciertos. “No tocábamos mucho en directo y, como no había mucho que hacer donde vivíamos, nos pasábamos el día en el local”, recuerda el batería. El taxímetro marcaba el ritmo en los desaparecidos estudios Tsunami. “Nosotros pagamos la producción del disco y luego se lo vendimos a la discográfica. Nos dieron un millón de pesetas [6.000 euros]. Había que hacerlo deprisa”, añade el músico. Pero la historia es diferente según quién la cuenta. Diego Cedrán, biógrafo del grupo que dedicó cinco años de trabajo a su libro Eskorbuto. Historia triste, apunta: “Fueron 400.000 pelas [3.600 euros] lo que les pagó Discos Suicidas”. Cada hora de grabación costó 12.000 pesetas (72 euros), una cifra no mucho más baja que la de los costes actuales para discos independientes (sin tecnología digital al alcance del usuario medio, estas producciones resultaban mucho más caras entonces). Los medios para hacer la portada del disco también fueron singulares: Pablo Cabeza, periodista musical puntero en los medios vascos entonces, pintó de manera improvisada el nombre del grupo y el título del disco sobre una cartulina negra. Sus colegas de Eskorbuto le pagaron 5.000 pesetas (30 euros) por su obra. Unas cifras muy punk, vaya.

La portada de "Antitodo" de Eskorbuto

Eskorbuto grabó Anti todo en dos mañanas largas (las tardes en el estudio eran para Korroskada, grupo compañero de sello y principal apuesta de éste). Desde la guitarra crujiente que arranca el disco con la conmovedora Historia triste (“Pasan los años, pasa tu vida... Este puede ser tu último segundo”, dice su letra) hasta el épico, e igual de tosco, final con Ha llegado el momento (el fin), hay desafines e imperfecciones rítmicas. “Lo teníamos claro: queríamos que fuese así”, explica Paco. Tampoco falta rabia, fatalismo y desazón. En este disco, grabado y mezclado en 36 horas, hay críticas al gobierno (Es un crimen), al encasillamiento (Anti todo) o a la música de baile (Mata la música disco). También hay dardos con nombres y apellidos.

“Gentes ignorantes que antes nos tenían miedo cogen confianzas que nunca les dimos. Cobardes que van de valientes…”. Una de las estrofas más célebres de Anti todo está dirigida a otro nombre célebre del punk ibérico de los 80: La Polla Records. La rencilla empezó cuando Eskorbuto robó una guitarra a la banda de Evaristo en un concierto en el que las bandas compartieron cartel. La formación de Evaristo, ofendida, respondió despotricando contra el trío en entrevistas. Y así nació Cuidado. Eskorbuto regaló esta canción de odio a sus rivales, pero nunca les devolvió el instrumento y todo el país pudo ver al trío tocándolo –en play back, eso sí– en su participación en La bola de cristal, el mítico programa de la televisión de los ochenta, por donde pasaban punkis, progres y modernos. Eskorbuto no fue un grupo de trato fácil.

Otra gran polémica en Anti todo fue la canción Haciendo bobadas. Según reveló en su época el guitarrista, Iosu, estaba dedicada a Herri Batasuna. La canción, que si se cogen las dos iniciales de la palabra se queda en HB, son 57 segundos acelerados donde se dice: “No lo entiendo, no lo entiendo/ siempre están igual, haciendo bobadas”. Sin embargo, Paco, el batería, desmiente ahora esta versión: “Eso es solo una leyenda”. Pero no todo son canciones críticas con el entorno: una introspección que difícilmente podría ser más pesimista (“El pasado ha pasado, el presente es un fracaso y el futuro no se ve”) terminó por ser de las más célebres del disco, la favorita de Iosu entre su repertorio y probablemente la canción de punk español más conocida en Latinoamérica, donde Eskorbuto actuó y consiguió seguimiento masivo en sus últimos días (en México tocaron para 4.000 personas, en DF).

El desenlace de esta historia no tiene menos contratiempos que su gestación. Anti todo superó las expectativas comerciales, y no tardaron en surgir disputas entre el grupo y su discográfica por sus beneficios. La asfixiante dependencia a la heroína de Iosu y de Jualma tampoco ayudó: “Les decía: ‘Vais a morir, hijos de puta’, y ellos respondían: ‘Que sí, Paco, que lo vamos a dejar’. Pero sólo se desenganchaban tres días, salían del hospital y se volvían a meter”, recuerda Paco. Eskorbuto quiso recuperar el master de la grabación pero Discos Suicidas se negó a cedérselo. Cosas de contratos no firmados como es debido. No hubo juicios ni abogados (entonces): el grupo entró por su cuenta en las oficinas de la discográfica y se llevó la bobina. Robo o recuperación de bienes, a partir de ahí estuvo desaparecida durante años. Fue Diego Cerdán, investigando para su libro, quien se encontró -casi una década después de la publicación de Anti todo (salió en febrero de 1986)– esta bobina, que cogía polvo en el despacho de un jefe de una discográfica multinacional. “No había ningún contrato firmado y por eso no lo había publicado esta discográfica”, explica el biógrafo, que prefiere mantener en el anonimato a quienes entonces le cedieron este master. La pelea por los beneficios y la gestión del disco surgiría ahora entre Paco (“alguien firmó algo que no debía”, dice) y Discos Suicidas. Ganó el primero.

Al fallecer Iosu y Jualma, Paco siguió adelante con Eskorbuto, editando discos y actuando hasta 1998, pero ya no fue lo mismo. “Creo que el punk de los 80 vuelve a tener tirón porque muchos adolescentes que escuchaban estos discos en casetes grabadas ahora cuentan con algo de dinero y quieren tener buenas ediciones”. Lo explica Jordi Llansamà, arqueólogo del primer punk hecho en este país y jefe del sello independiente B Core, que ahora vuelve a sacar este disco cotizado al alza (más de 60 euros se paga por un ejemplar de la edición original, en eBay). La nostalgia llega con las canas y también a generaciones más jóvenes que no vivieron este disco en su momento (“Cualquier estilo underground que merezca la pena permanece”, opina el jefe del sello B Core). Pero no al único superviviente de este relato: “¿Si echo de menos a Iosu y a Jualma? No, ellos tuvieron la muerte que deseaban. Eskorbuto siempre será joven”, sentencia Paco, batería y único superviviente del trío.


ESKORBUTO - Historia Triste (vídeo subido por vozdh)



Pronto mas info...
Saludos

UNDERPERUROCK

martes, 30 de noviembre de 2010

Eskorbuto - "Flores en la basura"

El libro de Roberto Moso sobre "los días del rock radical", dedica en el capítulo V, a narrar algo de la historia de ESKORBUTO la banda de punk originaria de Santurtzi



Capitulo V.- ESKORBUTO

“Hoy es uno de esos días en los que me gustaría ser de Eskorbuto”, dijo Ernesto en cierto momento de aquel día tan especial.
Los años pasan y ellos siguen ahí, tozudamente, ganando batallas después de
muertos como decían del “Cid campeador”.
Estoy esperando un tren, jugando con mi hija y leo una pintada reciente en la pared de la estación: “Eskorbuto, eskizofrenia rock”. Camino por el paseo marítimo de Benicarló y pasan a mi lado dos chavales con chupas de cuero donde aparece su nombre escrito en la espalda. Están en los retretes, en las conversaciones, en las reediciones, en los discos-homenaje.

Son una presencia constante y no sólo porque aparezcan en mis recuerdos, lo cierto es
que han dejado huella. Me resulta cuando menos una ironía comprobar que al buscar mi nombre en internet, éste aparece a menudo vinculado a Eskorbuto.

Josu y Juanma fueron los ideólogos y máximos carismas de una banda con muchísimo carisma. “Demasiados Enemigos” titularon su última obra. Nada más cierto. Llegó un momento en que eran odiados por los “picas” del tren y por las gentes de bien, por la policía y por muchos militantes radicales, por los taberneros de medio Bilbao y por casi todos los músicos, por muchos “punkys” que les consideraban macarras y por muchos macarras que les consideraban “punkarras”. El “Anti Todo” terminó en “Demasiados Enemigos”, no podía ser de otra forma. Ni siquiera ellos mismos estaban unidos contra el mundo. Se odiaban con la misma intensidad que se amaban y se separaban amargamente para después volverse a juntar porque nadie les iba a comprender tanto como el uno al otro: pura esquizofrenia.

Recientemente estuve llevando castings para un programa de televisión. Se trataba de encontrar aspirantes para un concurso en el que se busca pareja. Una de las candidatas era una punky reglamentaria de las que ya no se ven. Se dedicaba a hacer acrobacias con antorchas por la calle y como mascota tenía una ratita.

Cuando le preguntamos cuál era su música favorita respondió sin dudarlo: Eskorbuto. En un ejercicio de vanidad le conté que yo les puse el nombre, ella me miró con cierta guasa en la expresión y me soltó desafiante: “ya, pues yo bauticé a los G.B.H., qué te parece”. Lo cierto es que así fue, y a veces pienso que quizá esa acabe siendo mi mayor aportación a la historia de la humanidad.


Josu estuvo con nosotros desde el 77 hasta el 80, es decir, en la época en que éramos
un anteproyecto que andaba dando tumbos. La manera de conocerlo ya fue bastante original. Manu, un amigo del instituto que militaba en las Juventudes Comunistas (E.G.K.) me lió para dar una charla sobre rock en la Asociación de Vecinos del barrio de Las Viñas. Yo no me veía dando charlas pero ante su insistencia tuve una idea alternativa: haría una “proyección” sobre la vida, obra y milagros de los Rolling Stones. Mis armas en aquella batalla eran:
a) Un montón de revistas musicales.
b) Un proyector marca “Ricolor”, en realidad un juguete que resistía desde mi
infancia y proyectaba cualquier foto que le pusieras debajo.

Mi amigo Manu contaba con captar adeptos para el comunismo y yo esperaba hacer lo mismo para los Rolling Stones.
Aparecieron unos quince tuercebotas del barrio, suficientes para abarrotar una sala mínima. Les fui soltando todo el rollo mitómano que albergaba en la parte ociosa de mí recalentada mollera, ocupada casi exclusivamente por el rock y alguna sofocante imagen femenina. Llegó un momento en el que me fui quedando sin material gráfico. Las múltiples informaciones, anécdotas y exageraciones seguían fluyendo sin parar mientras las fotos se repetían sospechosamente. Decidí sobre la marcha cometer una pequeña golfería, tomé una imagen muy borrosa de Roger Daltrey y la intenté colar como una más de Mick Jagger. Nadie parecía haber reparado en el cambiazo.

Cuando el acto terminó todos marcharon excepto uno. Era rubio, melenudo y con barbas. Llevaba una chamarra roja ceñida con cuadros blancos, unos vaqueros resobados y unas camperas machacadas. Portaba también una guitarra llena pegatinas,
la más grande de todas me puso en guardia enseguida: era la “diana” de los Who. Era la viva imagen de un rockero-macarrilla de barrio. Sus ojos azules tenían un brillo de malicia. En efecto, me había pillado. Encontrar entonces adictos a la distorsión no era tan sencillo. Los enganchados al rock & roll nos olfateábamos y nos juntábamos como bestias en celo pero lo de Josu era único. Para contarte tal o cual episodio de la historia de los Who emulaba una por una la puesta en escena de todos los componentes. Recuerdo representaciones entusiastas en el portal de mi casa y vecinos aterrados que creían que le habría dado un ataque de epilepsia.
Pete Townshend, Keith Moon, Roger Daltrey y hasta el soso de John Entwistel se reencarnaban en su nerviosa figura, y como buen mitómano, era el doble de espectacular que ellos.

Josu se había fumado todos los “Popular 1” y todos los “Disco Express” del mundo y recreaba también toda aquella literatura como Alonso Quijano hacía con los libros de caballerías. Aquella pobre guitarra recibía golpazos constantemente y nunca se rompía, si acaso le ponía otra pegatina sobre la grieta y en paz. Parece que lo estoy viendo, marcando acordes y activando la púa a velocidad de vértigo, siempre con un cigarro entre los nicotinosos dedos. Josu y yo pasábamos largas horas soñando otros mundos con más acción y más interés pero Zarama se le acabó quedando pequeño. A Josu le exasperaban aquellos periodos de “impasse” en los que no hacíamos nada, tampoco veía con buenos ojos la presencia de Nekane, le parecía que no lo vivía de verdad. El rechazo era mutuo. Ironías de la vida: ambos tuvieron un final similar.

A Juanma lo conocía del “Jandros”, antro santurtziarra donde nos dejábamos caer (pura ley del embudo) todos los que disfrutábamos con el rock y sus aledaños.
El “Jandros” era heredero del “Club 51” reventado por ETA y acabó precintado por el ayuntamiento ante la presión vecinal, lo que se dice un local maldito. La primera relación fue “comercial”, ya que él trapicheaba esporádicamente y poco a poco fuimos entrando en confianzas. A mí me hacía gracia su desparpajo y a él, me temo, le hacía gracia, sobre todo, mi novia. Juanma era alto, con cara redonda y melenas a lo Jim Morrison –de hecho le encantaba el “Roadhouse Blues”– pero lo que realmente le iba era la “química”. Para hacer un estudio sobre los efectos de cualquier sustancia, nada mejor que tomar apuntes después de estar con él una tarde. Juanma era de otro barrio heavy de Santurtzi: Kabiezes, por alguna extraña razón, los que bajaban de allí eran auténticos kamikazes del pastilleo, vivía cerca del cementerio y siempre se le notó. Le encantaban los temas escabrosos.

En un momento de auténtica crisis en nuestra banda, Juanma y yo nos pusimos a fantasear con la posibilidad de montar otra. En aquellos días estábamos enganchados
con los Ramones y pensábamos hacer algo así: fácil, rápido, directo. Josu, que también se dejaba caer por aquel antro, sería la otra pata del banco y también mi amigo de la infancia, Laiki el autostopista, estaría en el ajo. El nombre surgió sin más, porque sonaba “como si vomitas al decirlo”: “Eskor...¡BUTO!”, y después de hacer unas risas con la ocurrencia, Juanma apareció al día siguiente diciendo que había tenido sueños delirantes con el nombre y le parecía perfecto. Cuando los otros “zaramas” se enteraron de mis coqueteos al margen del grupo me llamaron al orden. La verdad es que, dejando a un lado la broma, yo me sentía mucho más que miembro de un grupo de rock. Zarama era mi familia, mi proyecto, el resumen de mis mejores sueños y en el terreno personal, me sentía plenamente identificado con los demás componentes.

Pero la mecha eskorbutiana estaba ya encendida y la llama se dirigía imparable hacia el barril de pólvora. Juanma, Josu y Laiki ficharon a un batería de Kabiezes –apodado el “Gu”– y pusieron en marcha la leyenda. Josu aportaba sus visiones apocalípticas, sus sueños febriles de imposibles revueltas sociales, su orgullo de generación, de barrio y sobre todo, aunque resulte chocante hablando de un grupo punk, su instinto comercial, su extraordinaria capacidad para crear canciones himno
de estribillos contagiosos. Juanma, por su parte, aportaba las pesadillas. La vieja que le atormentaba en su infancia, la tierra dominada por los dinosaurios, los muertos, obsesivamente presentes en toda su obra.

La creación del grupo coincidió con la expansión del punk y sirvió de continua inspiración para ellos. De pronto era habitual verles con discos de Plasmatics, UK Subs, G.B.H., Exploited, Dead Kennedys y toda la generación de continuadores de la saga Pistols. Pero el gran drama de Eskorbuto, es que no valían para malos. Lo intentaron con tesón pero no les salía. Si trataban de robar en una iglesia, despertaban a todos los vecinos y acababan en chirona. Si pretendían dar un tirón, la dueña del bolso resultaba ser campeona olímpica y corría más que ellos. Si se colaban en el tren, los guardias jurados les daban pal pelo... para ser los delincuentes juveniles que a veces se creían, les faltaba ese algo más que caracteriza al verdadero canalla, ése que, evidentemente, puede vestir chupa de cuero o trajes exorbitantes.

Cuando publicaron la reedición de algunos discos de Desechables y leí la biografía, quedé asombrado de los paralelismos que había entre ambas bandas. Ellos también se fundaron en torno al tasco “enrollado” de turno y también jugaron a delincuentes juveniles cuando, a todas luces, no lo eran.
La diferencia está en que a uno de los componentes de Desechables lo mataron cuando trataba de atracar él solo una joyería con un arma de juguete. El dueño de la tienda tenía una de verdad y no se lo pensó.

A Josu le gustaba mucho repetir aquello de “todavía nos seguimos riendo”, pero lo cierto es que también, yo diría que sobre todo, sufrieron de lo lindo. La militancia
anti-todo les hizo incómodos en todos los ambientes y su rápida adicción a la heroína les llevó a menudo a merodear los ambientes más sórdidos. Moverse con ellos requería mentalizarse seriamente para cualquier tipo de susto. No se cansaban nunca. Podían hacer burla a una pareja de la Ertzantza y echar a correr, meterse en un portal a hacer sus maniobras y encararse con el vecino más malencarado del mundo, entrar en el autobús y dedicarse a comprobar si el martillito de emergencia sirve de verdad para romper el cristal (servía), era un puro sinvivir. En varias comisarías ya se los tomaban a cachondeo.

Aquella primera fase de cercanía entre nuestros grupos terminó cuando se largaron a Kabiezes. La familia del Gu tenía una casita deshabitada perdida entre pabellones industriales y allí se instalaron, en un lugar donde podían meter todo el ruido que querían y donde además tenían espacio para rascarse a gusto los huevos.

Fue una fase de gran creatividad donde compusieron buena parte de sus canciones
legendarias. Pero ni Laiki ni el Gu fueron capaces de seguir mucho tiempo ese ritmo. En sus andanzas callejeras dieron con Paco, que también tenía local y batería en Portugalete y no pararon hasta que le afeitaron la barba. A partir de ese preciso momento Eskorbuto se convirtió en un misil. Para que tres personas hagan una banda contundente, esa banda ha de ser la hostia. Pocas hay realmente, pero todas de quitarse la boina: Cream, Motorhead, ZZ Top, Kortatu, Police, The Jimmy Hendrix Experience... Ellos lo consiguieron.
El tiempo, que todo lo borra, podrá aparcar en el olvido muchas anécdotas asombrosas, pero tardará en cargarse esas canciones excepcionales compuestas con las tripas y que son su mayor legado: “Ratas en Bizkaia”, “Tamara”, “Rogad a Dios por los Muertos”, “Mucha Policía, Poca Diversión”, “Busco en la Basura”, “Soldados”... Lo que ya es privilegio generacional (todas las generaciones tienen los suyos) es haberlos visto en directo. Era raro, muy raro, que hicieran una actuación rutinaria, sus puestas en escena eran siempre intensas, conflictivas, imprevisibles.
En el fondo, a ellos mismos les superaba este hecho. Saber que van a ocurrir cosas inesperadas puede ser divertido al principio, pero con el paso del tiempo uno tiene el deseo inconfesable de que el personal se dedique a corear tus canciones, que te pidan unos cuantos bises e irte tan contento para casa después de cobrar.
Para ellos era realmente difícil. Cuando no había peleas, alguien rompía los focos
o caía de bruces sobre la mesa de mezclas. Bolo, personaje fundamental en el mundillo
musical de Bilbao, suele decir que el punk fueron Sex PIstols y Eskorbuto, quizá tenga razón, lo que ocurre es que los Sex PIstols terminaron su disparatada andadura en menos de dos años y se dedicaron a vivir del cuento.
Eskorbuto, en cambio, alargaron durante más de una década su desquiciada trayectoria.
El mártir de la movida Pistols fue Sid Vicious. En todas las películas y reportajes sobre aquel episodio, el resto de la banda suele soltar unas lagrimitas de homenaje a su figura, lamentablemente perdida en manos del “sistema” y de “aquella zorra que lo manipuló”. Los demás predicadores del “No Future” han tenido un futuro cojonudo.

Lo de Eskorbuto en cambio, fue como si a los Pistols, les hubieran obligado después a convivir con toda la enérgica secuela de punkys desquiciados que ellos mismos parieron (y contra la que tantas pestes echaron).
Después de la fama inicial, Juanma y Josu podrían haberse retirado a sus castillos de invierno y dejar que los fans se los imaginaran donde quisieran, pero no. Sus aficiones y su estricto sentido de la coherencia, les llevaron a seguir en la puta calle. De esta forma, nuevas hornadas de punkeros, mucho más enérgicos, radicales y sobre todo, menos quemados que ellos, tuvieron la extraordinaria oportunidad de rular con sus ídolos por la calle y comprobar en directo si eran tan auténticos como los habían imaginado. Insisto, ellos no valían para “malos”, sencillamente no lo eran.

De aquella triste etapa de finales de los ochenta, sacaron un balance catastrófico: se engancharon de forma irreversible, destrozaron lo que les quedaba de salud y fueron vetados en casi todos los bares donde pretendían entrar, esto sin contar la innumerable cantidad de palizas que se comieron para demostrar su valor, porque valientes si eran, demasiado incluso.

Durante un viaje a México en 1992 y pude observar con asombro como decenas de cintas piratas se vendían en rastros y tiendas de música sin que nadie hubiera movido un dedo para que así fuera. Esto puede sonar exagerado, pero doy fe de que entonces, su casa de discos no había dado un solo paso para promocionar ni distribuir a Eskorbuto más allá de Finisterre. La leyenda cruzó el océano sin aparato promocional alguno.

En los estertores de su existencia, llegaron a conocer un inmenso pabellón mexicano repleto de fans que coreaban sus canciones. Para entonces Josu era incapaz de moverse de su casa, Juanma y Paco le fueron enseñando las canciones a Iñaki, guitarra de los donostiarras Speed, durante el viaje en avión.

Increíble pero cierto.Un capítulo decisivo en su atormentada odisea, fue la detención en Madrid y la aplicación de la ley antiterrorista. “Las Gestoras pro-Amnistía dormían mientras nosotros nos pudríamos”... Corrieron muchos ríos de tinta en su día con este suceso que a ellos les cabreo sobremanera, pero antes de que ocurriera, ellos no estaban alineados con la izquierda abertzale y es muy probable que simplemente las Gestoras pro-Amnistía no supieran que les habían detenido (yo mismo, no me enteré hasta que salieron). Por cierto, antes de que partieran ya hicimos risas sobre el viaje, porque pretender promocionar la banda por Madrid con canciones como “Maldito País España” y “ETA” es lo más parecido que he visto en mi vida a ir buscando un escándalo ¿o no?

Fue, recordémoslo, en el verano del 83, el mismo año en el que Las Vulpess habían conseguido el suyo propio sin pretenderlo. El diario de la derecha “Abc” reprodujo la letra de “Me Gusta Ser Una Zorra” que interpretaron en el programa “Caja De Ritmos” de TVE. El PSOE acababa de llegar al poder y los sectores más fachosos tenían ganas de sacar faltas a todo. Nadie se enteró de aquella actuación, perdida en la inocua programación televisiva mañanera del sábado, pero el diario “Abc”, varios días después, se encargó de airear la letra, una deliciosa gamberrada dirigida a provocar a chicos amuermados: “Si tu me vienes hablando de amor / que
dura es la vida, el caballo me guía / permíteme que te dé mi opinión / mira imbécil,
que te den por culo...” Loles (guita), Mamen (voz), Lupe (batera) y Bego (bajo) reprodujeron de forma involuntaria la andadura de los Sex PIstols, pero con el factor
agravante de que eran chicas. Aquel estruendo las puso en boca de todos. No hubo
periódico que no las aireara en su editorial y hasta plumas tan asentadas como la de
Cela les dedicaron largas reflexiones. Parecía que se les abría el mundo pero en realidad habían cavado su tumba. Sus actuaciones se llenaron de descerebrados ajenos
al mundillo del rock & roll que querían ver “a las zorras” y de paso tocarlas el culo
que para eso habían pagado. Unos ultraderechistas las dieron una paliza en los camerinos del “Rock-Ola”, templo de la “movida” por cantar “Policía Asesina”.

Lo de Las Vulpess era increíble. En el 83 las mujeres no pintaban nada en el rock y ellas, cansadas de ser convidadas de piedra en los ensayos de M.C.D. (longeva y castiza banda bilbotarra a la que estaban unidas por todo tipo de relaciones), se atrevieron a hacer su propio grupo punk, logrando completar un combo divertidísimo.
En cierta ocasión las vi por pura casualidad en la Universidad de Leioa, provocando con gracia de sardineras al estudiantado y me enamoré simultáneamente de las cuatro. A partir de entonces acudí allá donde tocaban y siempre conseguían liarla. La verdad es que el escándalo acabó por dividirlas y lo que parecía un pelotazo acabó siendo un reventón. Aquellas Vulpess mediáticas eran una deformación grotesca de la realidad y no lo soportaron. Unos años más tarde hicieron un último concierto junto a Kortatu para impedir el cierre de la “Sala Garaje” (antes “La Jaula”), toda una institución rockera en Bilbao, regida entonces por Rafabilly y por Carmelo “McLaren”, hermano de Loles y de Lupe. Un concierto para llorar de rabia.

Los viajes a Madrid de Eskorbuto fueron siempre sonados. Del primero volvieron ya con un contrato con Spansuls Records para grabar aquel legendario “Mucha Policía, Poca Diversión”, lema que fue adoptado por la coordinadora de comparsas de la “Aste Nagusia” bilbaína. Poco después actuaron en la gala de “Radio Tres”, a altas horas de la madrugada. Todavía recuerdo el comentario asombrado de Beatriz Peker: “¡Sí, lo está haciendo, está rompiendo la guitarra!”. De
aquel concierto volvieron convencidos de que el punk madrileño estaba plagado de pijos.
Más tarde, cuando los componentes de Eskorbuto tenían necesidad perentoria de pasta protagonizaron algunos capítulos insólitos. El elepé “Los Demenciales Chicos Acelerados” fue editado idéntico por dos discográficas distintas y con dos portadas que no tienen nada que ver, caso probablemente único en la historia del rock, ¿la causa?, ellos se llevaron el “master” que era propiedad de Discos Suicidas y lo vendieron a una segunda compañía discográfica sin comentarles (un olvido lo tiene cualquiera) que se trataba de un disco ya editado.

Josu tocaría de nuevo con nosotros. En la presentación del “Bostak Bat” organizamos
el único festival en el que nos metimos a empresarios. Alquilamos el Pabellón de la Casilla de Bilbao y nos metimos un buen tortazo. Metimos casi dos mil personas en un soleado día de San Juan pero eso, en el pabellón, parecía un guateque. Preparamos un festival lleno de sorpresas y la principal, fue la presencia de Josu para interpretar su propio tema “Dana Ongi Dabil”. El hombre estaba ya bastante encogido y enfadado con el universo, pero en escena supo rendir pleitesía al Peter Townshend que llevaba dentro.

Ahora los cadáveres de Josu y Juanma descansan junto a los de mis familiares muertos. Cuando visito el nicho de mi padre paso frente a los vuestros y se me hiela siempre el alma. El enterrador de Kabiezes me dijo en cierta ocasión que vuestra tumba es profusamente visitada por tribus que vienen de confines increíbles.

Vuestro mito crece día a día como el de tantos rockeros muertos y yo espero,
confío o simplemente sueño, que un día nos veamos “Mas Allá del Cementerio”.

Iosu y Juanma


Mas adelante pasaremos mas info.

UNDERPERUROCK

lunes, 27 de septiembre de 2010

Recordando a SPIDER - MAN

Ya que la nota anterior trajo a colación el "Theme from Spiderman" ó "Tema de Spiderman", en este post colgaremos la versión original del tema.


Este tema data de finales de los 60's, y es rescatada en el soundtrack del film dirigido por Sam Raimi.

Esta versión es la original de la época en que el Hombre Araña enfrentaba a Mysterio, Lagarto, Rhino, Doctor Octopus, y otros más.

De Youtube colgado por battyguy:



Versión de Aerosmith:




Versión en vivo:




Lo que si es cierto, es que este personaje tiene fans por todo el orbe.


Spiderman

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Spiderman - Ramones

¿Quién no ha visto alguna vez a "El hombre Araña"? si no es en una revista, en la tele (las series de dibujos animados antiguos), o en las últimas películas de hace ya un tiempo...
Este personaje creado por Stan Lee acaparó mi atención hace ya varios años, Personalmente me declaro un fan de Spiderman, Peter Parker, y como no olvidarse del tío Ben y la tía May...que vivian en Forest Hills, Queens, Nueva York, el mismo barrio de los Ramones, pero este post no trata de narrar la biografía de este trepa muros, ni mucho menos, sino lo que pasó con el tema principal de la serie.
Bueno, el mundo del rock y el Punk no escapó de la fascinación que produce este famoso personaje arácnido: 'el Asombroso Hombre Araña' Spiderman, este amistoso vecino de New York, es quizás uno de los Héroes más humanos que existe por la cantidad de conflictos y situaciones personales que ocurren en su vida.
Bandas famosas como 'The Rolling Stones' versionaron el tema clásico de este personaje, pero el de Ramones (banda de Forest Hills) es el que mas parecido tiene con el original.



Este tema aparecería en el disco 'Greatest Hist Live' de los Ramones que saldría ala venta el año 1996, como historia podríamos comentarles que en el año 1995 los Ramones tocaron seis días seguidos con todas las entradas vendidas en el estadio "Obras Sanitarias" de Argentina. Los telonearon bandas importantes de la escena punk argentina como Flema, Attaque 77, 2 minutos, Doble Fuerza, Mal Momento, Cadena Perpetua y Superuva, en esos conciertos los Ramones tocaron por primera vez en vivo: "Spider-Man" y "R.A.M.O.N.E.S." (una canción original de Motörhead que compuso Lemmy Kilmister a modo de homenaje al cuarteto neoyorquino).



El vídeo colgado en Youtube por el amigo MACVSOG84:



LETRAS:

"Spiderman"
"Spiderman, Spiderman Does whatever a spider can
Spins a web any size Catches thieves just like flies
Look out, here comes the Spiderman

Is he strong? Listen Bud He's got radioactive blood
Can he swing from a thread ? Take a look overhead
Hey, there! There goes the Spiderman

In the chill of the night At the scene of a crime
Like a streak of light He arrives just in time

Spiderman, Spiderman Friendly neighborhood, Spiderman
Wealth and fame, he ignores Action is his reward
Look out, here comes the Spiderman

Spiderman, Spiderman Friendly neighborhood, Spiderman
Wealth and fame, he ignores Action is his reward
To him, life's a great big bang up Whenever there's a hang up
You'll find the Spiderman!"


miércoles, 28 de abril de 2010

El Averno y el Jr. Quilca

Entrada a: "El Averno"

El Jirón Quilca desde hace ya varios años fué centro de reunión de la generación "subte" de los años 80s y 90s, lugar de encuentro de bandas que no encontraban llegada en el circuito rockero oficial...

Foto: giaco_nutella

Aquí una nota interesante al respecto, publicada en el Blog de Eduardo Chávez Gutiérrez, "Rock Subterráneo", el título de la Nota es: "La rebeldía se confiesa en Quilca" publicado el 14 de octubre de 2008.

CONTRACULTURAL.- Quilca es el jirón de la contracultura. Último recodo de punks, 'subtes' y metaleros, la delincuencia lo invadió los últimos años, nuevos cambios le aguardan.

El Averno le dirá adiós a su tradicional local.
Y sucede que somos el latido de la tentaciónel leve insomnio del pecado el beso sin prejuicios sosegando el abandono, hilando las sombras, separando la anécdota de lo improbable del silencio. Joe Varsot, poeta del asfalto. Una noche, algunas copas, algún lugar de Quilca.

Una envidiable tolerancia los salvó de sobrevivir como tribus errantes. Solo así se entiende cómo, después de haber sido desalojados de tantas calles, punks, góticos, 'subtes', metaleros, trovadores y fanáticos rockanroleros hallaron sin reproches un cobijo en el jirón Quilca. (Si la salsa no se baila aquí es porque nadie pone el disco). Junto con ellos, bohemios irredentos y poetas del asfalto construyeron un espacio para intercambiar sus voces entre vasos de licor. De otro poco de calle se apropiaron los puestos de libros viejos, las tardes de café y personajes de rollos no tan 'rolleros': los 'istas' de la rebeldía, Socialistas y trotskistas, Anarquistas y nacionalistas. Indigenistas y sindicalistas, Alfaomeguistas y comunistas intergalácticos, Aliados y rivales juntos y revueltos. Del odio al amor hay un paso. Quilca es la prueba.

La tolerancia pecaría de absurda si no existiesen puntos en común. En Quilca hay posturas o gustos que no se comparten o tácitamente están prohibidos: el reggaetón y la conformidad con el statu quo. El germen articulador de este espíritu contestatario --dice Herbert Rodríguez, autor de los irreverentes murales que han sellado la cuadra dos de este jirón-- ha sido el Centro Cultural El Averno, desde hace ocho años refugio de la cultura subterránea, de sus jóvenes escritores y sus rabiosas bandas.

Pero en algún momento Quilca comenzó a recibir nuevos visitantes. La delincuencia y las drogas se agazaparon en sus oscuras y desprotegidas esquinas. La calle 'underground' se volvió hostil. Sin un solo policía en la cuadra, los robos se hicieron impunes. Hace poco, su recuperación fue anunciada por la Municipalidad de Lima. Pero las buenas noticias nunca llegan solas. Por esos días, apareció el propietario del inmueble donde hoy funciona El Averno y reclamó la entrega del local. El pedido ha sido aceptado, no había otra. Su director, Jorge Acosta, ha confirmado el adiós a su vieja casa.

PROTESTA AVERNAL. A Jorge la gente lo empuja hace 25 años. Le incitan a hacer cosas que a veces él ni siquiera se da cuenta. "Me dicen, hay que hacer esto, hay que hacer lo otro. Y en medio de mi locura, acompaño la locura de los demás", dice. Así nació El Averno, el centro de la contracultura limeña. "La gente se fue pasando la voz de pronto ya teníamos a cientos metidos en el local, todos querían tocar, todos querían hablar, cada uno tenía su propio rollo la verdad no sé de dónde salió toda esa mancha".

Aunque su llegada a Quilca tuvo más de chiripa que de intención, que fuera él quien fundara este núcleo contracultural no fue casualidad, tampoco un arranque de borrachera. Jorge apareció en este jirón a mediados de los ochenta, luego del desalojo de La Colmena. Tenía 23 años. La primera cuadra de Quilca acababa de convertirse en una calle peatonal. Organizó sus discos y retomó la venta de música subterránea. Con el tiempo la oferta 'underground' se multiplicó en la zona. En las radios bombardeaban con los 'hits' del momento, pero en Quilca se escuchaban las canciones de Ramones, Sex Pistols y The Clash: "Este es un anuncio de un servicio público con guitarra/ ¡Conoce tus derechos! Tienes derecho a no morir /matar es un crimen /de no ser por un policía /o un amigo del poder /Tienes derecho a ser escuchado /estuviste mudo por mucho tiempo".

Fue así que Quilca comenzó a llamar la atención. Y así continuó hasta los noventa, cuando clausuraron los quioscos del tramo peatonal. Otra vez Jorge se quedó sin lugar. A buscar de nuevo. Y buscando halló, en la cuadra dos, una vieja casa abandonada. "¿Por qué no? Manos a la obra y a quitar todo el desmonte y la basura de adentro", dijo.

En ese trance se hizo amigo de Herbert Rodríguez, artista plástico del colectivo Huayco. Se conocían solo de vista pero fue el impulso de los amigos lo que los comprometió a sacar adelante lo que quedaba de esa casona y transformarla en la casa de la movida subterránea. Y así fue. Las bandas de rock no comercial se pasaron la voz. "De un momento a otro estábamos convocando al primer concierto", recuerda Jorge. Herbert se encargó del mural externo. Colores fuertes. Trazos corajudos. Pinceladas que hablan hasta hoy de la marginalidad.
"Aquí han tocado Leusemia, Los Mojarras, Uchpa, PTK (Pateando tu kara). El éxito está en darles presencia a grupos que fueron relegados de otros espacios", explica Jorge. Será por eso que El Averno parece un espacio liberado. Nadie obliga nada a nadie. "Si quieren tocar, ellos hacen sus afiches y se encargan de la convocatoria. Lo mismo con los recitales y las reuniones de discusión. Nosotros solo les ofrecemos el local", insiste.

La tolerancia siempre fue la clave. Por más que las paredes y los graffitis de los baños exhiban códigos y mensajes que llaman al anarquismo, El Averno albergó y promovió las manifestaciones de protesta contra el régimen fujimorista. El espíritu de inconformidad estuvo presente en los murales de Herbert. "Este local apareció porque había una necesidad de expresión por parte de grupos minoritarios de jóvenes, por eso no debería ser el único. Cada distrito debería tener el suyo", dice Jorge.

NOCHE INFIEL. La única fiel es la noche, canta Sabina. Pero en Quilca, la noche suele ser infiel. A los miembros de El Averno les ha sacado la vuelta un sinnúmero de veces. Los delincuentes la han cogido para hacerla su cómplice. En los últimos años el acecho ha sido mayor. Un día a Herbert lo 'bolsiquearon' cuando caminaba hacia la Plaza Francia. "Los choros son como los perros, huelen el miedo", dice Julio Durán, joven escritor miembro del grupo. Ni las galerías están a salvo. En El Averno se han perdido libros y discos. "Los poetas son los choros", bromea Jorge. "Ellos son los misios. Si hay ránkings de autores más leídos, Julio podría ser el más robado", suelta una carcajada, pero luego se pone serio: "falta iluminación y policías".

La Municipalidad de Lima ha escuchado el pedido. Ahora que la primera cuadra cambiará de rostro con el funcionamiento del Teatro Colón, se ha previsto colocar más serenos. Mientras estos cambios ocurran, el local de la contracultura deberá buscar otro ambito.

POESÍA DEL PAVIMENTO. Parques oscuros y calles solitarias /son testigos de los sueños /despertando siempre con el hambre insatisfecho /y el miedo sumergido en mi cuerpo /tan solo queda el silencio (Ricardo 'Mistiko')

En Quilca no solo se encuentran las bandas rabiosas y sus oyentes. También confluyen los poetas de la calle. Poetas pobres y rebeldes que vuelan por algún sórdido huarique. Poetas de eso que han denominado contracultura. Richi 'Lakra' es uno de ellos. De día es padre de dos niñas y por la noche, un poeta libre en busca de nuevos versos que publicar en el 'fanzine' (folleto) que dirige: "Poetas del Asfalto".

En esas páginas, Ricardo Vega o Richi 'Lakra', como firma y como todos en Quilca lo conocen, puede contar las veces que ha caído borracho en ese frío asfalto, hablar de los grupos que lo han enamorado en sus días insomnes, despotricar contra Daniel F por "llamarse subterráneo cuando hace tiempo dejó de serlo" o reivindicar la obra de Bukowski. A pesar de su frágil apariencia --delgado, miope y mirada tierna-- los versos de Richi son como flechas venenosas contra el orden establecido.

La poesía hecha en Quilca habla en bruto. Una realidad sórdida, pesada, ataviada de rabia. "¿Si cierran el Averno, a dónde nos vamos a ir?", se pregunta Richi.

Esta cultura 'quilqueña', de la que hablan Jorge y Herbert, va más allá de la movida subterránea y los versos punzantes de sus poetas. En este jirón reside el bar Queirolo con sus incomparables sánguches de jamón del norte, el Bulevar de la Cultura, donde la venta de libros viejos se confunde con la de los piratas, también están los vendedores de viejas revistas y sus infaltables canillitas.

Julio Domínguez es canillita y, a la vez, la referencia histórica más cercana de todos los cambios que este jirón ha experimentado. Cincuenta de sus 77 años se ha dedicado a vender periódicos en la esquina de Quilca con el jirón Camaná, mucho antes, incluso, de que la primera cuadra fuera convertida en peatonal. "Antes era más tranquilo", dice don Julio. Su recuerdo no suena a queja. "Solo son tiempos distintos", insiste.

En su estante, además de las viejas revistas, están las publicaciones de Jota Lee, el antólogo marginal de frases y chistes filosos como el cuchillo que el ingenio ha hilvanado en noches turbulentas: Deje volar su imaginación, fume dinamita; Si quieres que tus sueños se hagan realidad no duermas; el mundo está lleno de fracasados bien educados.

En otra de esas viscerales selecciones se registran los porqué esparcidos por la 'radio bemba' luego de varios vasos de cerveza encima: ¿Por qué le dicen revista "Caretas"? Porque de lejos parece "Gente". ¿Por qué cajero automático? Porque trabaja las 24 horas. ¿Por qué cemento? Porque bebe hasta quedar duro. ¿Por qué lunes? Porque nadie quiere que llegue.

Así es Quilca, donde leer y tomar va a cuenta tuya y reír a cuenta del anfitrión. Pero también es posible recordar o, simplemente, coleccionar. La dosis de nostalgia hacia las monedas, estampitas, héroes o antihéroes de plástico se encuentra al extremo izquierdo, en el jirón Camaná. Wilfredo Guadalupe vende allí muñecos de Mafalda, Astroboys y Topo Gigio hasta las últimas versiones de los juguetes de Star Wars. Un puesto dedicado a la infancia ida o la pasión por la colección. No es el único, pero sí el más antiguo. ¿Acaso los 'subtes' no tuvieron infancia?

Nadie sabe con exactitud qué pasará luego de la remodelación. La Municipalidad de Lima se ha comprometido a no afectar el espíritu de la calle. Por ahora solo se sabe que donde hoy se encuentra El Averno se levantará un centro comercial. Pero, como el amor, que nunca muere y solo cambia de lugar, Jorge dice que está en busca de un nuevo local. ¿Y si no lo encuentran? No responde.


Silencio.

Esquina de la cuadra 2 de Quilca, Bar Queirolo


Saludos...